martes, 17 de febrero de 2009

Apocalípticos e integrados, versión 2.0


Al leer el post "Innovaciones en comunicación", de Cristina Aced (http://blogocorp.blogspot.com), todo me remitió a Umberto Eco. En su texto "Apocalípticos e integrados" (1965), presenta las opiniones de dos grupos acerca de la cultura de masas: los apocalípticos, aristócratas que luchaban contra la masificación de la cultura, y los integrados, aquellos que defendían al extremo la cultura de masas, creyendo que la multiplicación de los productos culturales era buena en sí misma.

En el siglo XXI, los apocalípticos e integrados regresan pero en versión 2.0.

Los apocalípticos contemporáneos ven en las nuevas tecnologías armas para la manipulación, enajenación y fomentación de una anticultura. La resistencia hacia ellas es tan grande que prefieren seguir utilizando los canales de comunicación convencionales hasta el agotamiento. La innovación se convierte en miedo.

Nuestros integrados actuales viven en la vanguardia: ven videos en You Tube, tienen sus fotos colgadas en Flickr, toman el Twitter como su diario de anotaciones, compran ropa en Mercado Libre, llaman por Skype, se enamoran por Hi5 y tienen cientos de amigos en Facebook a los cuales apenas conocen.

Si bien la ruptura del viejo modelo tradicional de la comunicación dejó a más de un apocalíptico desorientado, no todo lo que trajo consigo es tan aterrador.

Se puede sacar provecho a la rapidez, alcance y economía que las nuevas tecnologías proveen, ajustando los contenidos que se disparan a través de los medios convencionales y van a parar a la basura.

No se trata de desechar la tradición, se debe procurar no vivir solo de ella.

La crisis económica actual está obligando a las empresas a ser más creativas, porque ahora la pelea no es por posicionarse en el mercado, sino por lograr más ventas directas. Y en esto, las nuevas tecnologías se presentan como aliadas para llegar a más personas en nichos no explorados todavía, de una manera barata, original y autónoma.

Se ve necesario cambiar el discurso apocalíptico. Es hora de integrarse a los cambios re-creando nuestro modo de hacer cultura.

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